“¿Puede un virus cambiar la escuela?”

Libro explora impacto del “gran confinamiento” en la educación  

Mérida, Yucatán.- El libro “¿Puede un virus cambiar la escuela?”, de Francesco Tunocci, propició un contraste de ideas acerca de la forma en la que el gran confinamiento por la pandemia de Covid-19 ha impactado en la educación de la niñez de diferentes países.  

El texto, presentado en la novena edición de la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILEY 2021), da cuenta de los cambios ocurridos en el sistema educativo a raíz de que en marzo de 2020 las autoridades determinaron suspender las clases presenciales.  

El autor consideró que se han tomado un sinfín de decisiones que afectan a la niñez, y que no los consultaron, no los tomaron en cuenta y ellos deberían expresar esas necesidades innegables que tienen.  

Recordó que a nivel internacional se aprobó la Convención de los Derechos de la Infancia, que en su artículo 12 señala que los niños tienen derecho a expresar su opinión cada que se tomen decisiones que los afectan.  

“Autoridades tomaron decisiones sobre el confinamiento, sobre cómo salir, sobre quienes podían salir, pero no se hizo una reflexión obligatoria y es que si los niños tienen necesidades irrenunciables, que necesitan salir y convivir. Los gobiernos pidieron a los expertos el sí o no sobre todas las situaciones, pero no sobre las normas a seguir con los niños y mucho menos con los adolescentes”, acusó.  

Tunocci aseveró que durante el último año, la pantalla ha asumido el papel del pupitre, ahora las niñas y niños están sin disturbios frente al profesor, quién también ha tenido que realizar más labores de las que hacía, dejando a la escuela libre del ingreso, la salida, el recreo, algo que era “la escuela perfecta y fracasó”.  

Declaró que se dio cuenta de esto mientras hacía un estudio con menores de Perú, Argentina, México, Italia, España y otras partes del mundo, quienes expresaron las tres cosas que más han enfrentado: extrañar a sus amigos, estar hartos de las tareas y aburridos de clases de pantalla.  

En contraste, Rosa Wolpert, oficial de educación de la Unesco en México, difirió y aseguró que el virus ya cambió la escuela, sin embargo, este proceso sigue, lo que representa una oportunidad para avanzar, tener nuevas ideas para mejorar la educación en el país y cerrar aquellas brechas de desigualdad.  

“Ya venía en el mundo una discusión sobre lo que pasaba en las escuelas, qué aprenden y qué no. Esta situación que atravesamos nos hizo entrar en un momento de desconcierto, de vamos todos a casa y nos enmarcamos en la educación a distancia”, recordó.  

Por su parte, la investigadora Tere Garuño, enfatizó que esta nueva modalidad de educación permitió escuchar la voz de los jóvenes y niños sobre la solicitud de más espacios con internet, de más computadoras para poder trabajar, de más espacios en las calles y de su necesidad de participar en las decisiones que los inmiscuyen.  

Finalmente, Lorena Morachimo, coordinadora de la Red de la Ciudad de las Niñas y Niños en Lima, Perú, reconoció que la pandemia dio paso a un vacío e insensibilidad sobre lo que se debía hacer con la niñez en este proceso.  

“Necesitamos realmente centrarnos en lo que podía y puede ser lo oportuno y pertinente para la niñez, familias y docentes, que muchos han estado sobrecargados realizando tareas que no son de su competencia. Poner el protagonismo de la niñez y saber toda la riqueza de las experiencias de la casa”, consideró.  

Antes de finalizar y para ejemplificar cómo han impactado en la niñez las decisiones tomadas para su confinamiento y educación a distancia, Elisa, una niña de nueve años estudiante de Lima, aseguró que toda esta situación la ha vuelto más independiente, aunque a la fecha, sigue extrañando la convivencia con sus amigos.  

“Yo aprendí a levantarme temprano, a ser autónoma, a desayunar rápido para mis clases. No necesito ayuda de nadie, pero cuando iba a la escuela si necesitábamos la ayuda de personas que nos daban las cosas, ahora, todo lo puedo hacer por medio de la laptop”, reveló la niña.