En el marco de la XIII edición de la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILEY), se rindió un emotivo homenaje al escritor José Agustín, a poco más de un año de su fallecimiento. El encuentro reunió a su hijo, Andrés Ramírez, director editorial de Penguin Random House, y al escritor Luis Humberto Crosthwaite, quien fue su amigo y, según palabras del propio Andrés, también su asesor musical.
La conversación se centró en la trascendencia de La tumba, primera novela de José Agustín, publicada en 1964 y cuya edición conmemorativa por su 60 aniversario fue presentada en la FILEY. Andrés Ramírez destacó cómo esta obra nació de un conjunto de cuentos titulado Tedio, y que fue Juan José Arreola quien, al reconocer el talento del joven de 16 años decidió editarla. “A partir de ahí empieza la leyenda de José Agustín”, afirmó su hijo.
Crosthwaite añadió que son muy pocos los escritores que pueden “decir que su primer libro se lo bendijo Juan José Arreola”, entre ellos José Emilio Pacheco y el propio José Agustín.
El narrador compartió el impacto que La tumba tuvo en su vida como lector y escritor. “Hasta cierto punto me trastornó”, expresó, al recordar que leyó la novela a los 20 años. “Yo me debo como escritor a José Agustín”. A lo largo de su intervención, definió al que llama su “santo patrono” como un autor congruente consigo mismo, cuya escritura se mantuvo fiel a su estilo hasta el final.
José Agustín junto con Vicente Leñero y Gustavo Sainz encabezaron una generación de escritores que, en palabras de Ramírez, “movieron el piso literario”, pues renovaron las formas y el lenguaje narrativo en la década de los sesenta.
“Les costó trabajo hacer su carrera justo porque porque se opusieron a ese establishment cultural que había y que era muy opresivo, como era opresiva la época. Ahora nos queda muy lejos, pero debió haber sido muy difícil escribir, publicar, hacerte notar en ese mundo de señores y señoras más bien aburridos”, dijo.
El homenaje fue también un espacio para revivir la dimensión personal del autor. Andrés Ramírez rememoró los últimos días de su padre en su casa de Cuautla, rodeado de música y en compañía de sus seres queridos. “Se fue bastante en paz”, expresó conmovido.
También habló del proceso editorial de la nueva edición de La tumba, publicada por Alfaguara, que recupera manuscritos originales, fotografías del archivo familiar y testimonios personales de familiares, amigos y escritores. Andrés destacó que también incluye un poema escrito por su padre, pese a que él aseguraba haber destruido todos.
“José Agustín escribió mucha poesía antes de La tumba. Decía: ‘La quemé, la quemé toda para que nunca la publicaran’. Pero no, ahí estaban un montón de hojas escritas con tinta morada, su favorita”, comentó.
Durante la conversación Crosthwaite dio lectura a pasajes de la novela y abundó en el tono contestatario, cargado de humor y crítica social que caracteriza la literatura de José Agustín, la cual marcó a una generación entera.
Andrés Ramirez finalizó la emotiva charla con una invitación al público: “Sigamos haciendo que se lea a José Agustín”.
